lunes, 5 de mayo de 2008

Atardece la mirada de su sombra,
salvaje roedor que espìa tu desnudez en las mañanas,
huele tus pasos,
te ha enseñado a mirar guardando los dientes,
a bautizar tu locura con tèrminos farmacéuticos,
a cerrar la boca,
destriparte las entrañas
con la hiel fiel a lo que no se dice,
desayunar comentarios de embalsamo,
para disimular las quemaduras,
Ella llamarà siempre a tu puerta,
con la firme intenciòn de que no la escuches,
siempre nublarà tus lunas
No quiere que sepas
de lo que carece.

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