No me he querido ir

Mi casa se ha quedado con la puerta abierta,
las llaves se hunden en el fango de la inocencia,
y yo observo cómo todos entran y vigilan mis pasos por la oscura calle.
Tengo miedo...
¿Tenía miedo?
Yo perseguí a un pájaro, lo recuerdo
casi le arranco las alas
y nunca pude entender su canto.
solo construyo aquello que se destruye por si mismo.
Te veo correr, huír como en sueños
no puedo alcanzarte...
probablemente ya no quiero.

Llueven mis palabras turbias
Sobre la noche que se viste de voces lejanas.
Mi frente está sellada por calles cerradas
que suben
suben
hasta el laberinto que esconde intacto los rastros de tu nombre,
y hay humedad;
como si el agua de tu mar lejano lavara mis pies,
como si la estrechez de tus caderas
hicieran cadenciosas mis mañanas.
Eres solo lo que el viento imagina.